Como construir un Sistema de
Justicia Justo
Ciertas
características objetivas y universales crean las condiciones previas para el
desarrollo humano, y uno de los más importantes es un sistema de justicia justo.
Al
discutir las precondiciones universales del desarrollo social en su libro “El
secreto de la civilización divina”, Abdu’l-Bahá pidió muchas formas de
racionalización en la sociedad iraní. Por ejemplo, argumentó que un sistema
jurídico en el que la decisión judicial está orientada a las características
objetivas de la acción y no se basa en la discrecionalidad arbitraria del juez
es un modelo racional para todas las culturas y sociedades.
Abdu’l-Bahá escribió que, si la práctica judicial de
Irán o cualquier otro país se desvía de este modelo, entonces en lugar de
celebrar la injusticia y la ineficiencia, la reforma judicial debe ser
implementada. Argumentó con eficacia que, si el sistema judicial no es
consistente, predecible y universalista, los resultados serán un desperdicio
interminable de recursos para demandas judiciales adicionales:
Hasta la fecha, la ley religiosa no ha ejercido un papel decisivo en
nuestros tribunales debido a que cada uno de los ulamá ha venido emitiendo sus
propios veredictos como creía conveniente, basándose en su interpretación
arbitraria y opinión personal. Por ejemplo, dos hombres acuden ante la ley, y
uno de los ulamá falla a favor del demandante en tanto que el segundo lo hace a
favor del demandado. Puede incluso llegar a ocurrir que en un mismo e idéntico
caso se adopten dos decisiones contradictorias por un mismo mujtahid, sobre la
base de que tuvo una inspiración en un sentido y luego una segunda en sentido
contrario. No cabe duda de que este estado de cosas ha sembrado la confusión en
todos los asuntos de importancia, y que socava los fundamentos mismos de la
sociedad. Pues de esta forma ni el demandante ni el demandado pierden
esperanzas de salir airosos, y cada uno por su parte ha de malgastar su vida en
tentativas por conseguir que un veredicto posterior invalide el precedente. -
Abdu'l-Baha, El secreto de la civilización divina, pg. 25.
Las
enseñanzas Bahá'ís dicen, que en esta etapa del desarrollo de la humanidad, algunos
principios universales son imperativos para todas las sociedades y culturas.
Además
de la racionalización de la ley y la judicatura, Abdu’l-Bahá también pidió una
racionalización política. Para él, la igualdad de todos los ciudadanos en
términos de derechos básicos, y la democracia política están entre las
características necesarias, objetivas y universales del desarrollo de las
sociedades modernas
Si
las tradiciones internas discriminan y violan los derechos individuales, o si
mantienen una estructura política opresiva, entonces la tradición debe cambiar
y adaptarse a los imperativos de un orden mundial complejo e internacional
emergente. La teoría historicista suele criticar el etnocentrismo y el
imperialismo, pero si la teoría historicista quiere mantener su protesta contra
el imperialismo cultural y político, debe respetar también los derechos
inherentes y la dignidad de los individuos-entonces, obviamente, la misma
teoría historicista debe defender la igualdad de los derechos de los individuos
como principio universal de desarrollo.
El
llamado de Abdu'l-Bahá a la democracia política en Irán fue una innovación
sorprendente en las corrientes intelectuales del siglo XIX. La próxima llamada
a la democracia política en Irán fue de Malkum Khan en su artículo en el
periódico Qanun publicado en Londres en 1892, 17 años después de la publicación
inicial de El secreto de la civilización divina.
Es
importante destacar que la discusión de Abdu’l-Bahá sobre la democracia
política no sigue ni el modelo occidental ni el oriental: presenta algo
completamente nuevo. En la moderna tradición política occidental, la cuestión
del poder político depende principalmente del gobierno representativo y de la
elección universal. En el modelo oriental tradicional, la cuestión del
liderazgo se ha concentrado en las precondiciones y características morales del
líder.
Abdu’l-Bahá enfatiza ambas cuestiones e insiste
tanto en la participación universal como en los requisitos morales de los
funcionarios electos:
Si estas personas se demuestran
puras y magnánimas, si permanecen libres de la mancha de la corrupción, las
confirmaciones de Dios
las convertirán en una fuente
interminable de mercedes para la humanidad. Él hará que de sus labios y de sus
plumas surja lo que habrá de bendecir al pueblo, de modo que cada rincón de
este noble país de Irán se vea iluminado con su justicia e integridad, y los
rayos de esa luz abracen la tierra entera. "Nada de esto será difícil cabe
Dios".10- Ibíd., Pág. 14.
De
manera similar a su invitación a la reforma política, Abdu'l-Bahá también
alienta la reforma administrativa atacando la corrupción y el nepotismo y
pidiendo cambios morales e institucionales que hagan impracticables las
políticas arbitrarias y abusivas:
Es indudable que la
finalidad de establecer parlamentos consiste en procurar la justicia y
rectitud, pero todo depende de los esfuerzos de los representantes elegidos. Si
la intención es sincera, se presentarán resultados deseables y mejoras
imprevistas; de lo contrario, es seguro que todo el tinglado carecerá de
sentido, el país se paralizará y los asuntos públicos continuarán agravándose. Ibid. Pg. 18
En
El Secreto de la Civilización Divina, Abdu'l-Baha también insta a los líderes
de su país a adoptar reformas tecnológicas, para aprovechar lo que el mundo
moderno tiene para ofrecer. Aboga por la expansión industrial, la consolidación
tecnológica y científica, la planificación social sobre la base de predicciones
racionales del futuro, la protección universal de los derechos y la libertad de
todos los individuos y la reforma de las infraestructuras.