Recientemente me cupo conversar con mis colaboradores sobre la personalidad de un empresario, cliente nuestro de consultoría. Les costaba comprender sus actitudes y la lentitud de sus decisiones, que para ellos eran tan evidentemente necesarias y urgentes. Además, manifestaban su incomprensión ante la resistencia que ponía en involucrar a sus subordinados en el proceso de toma de decisión.
Recordé entonces trechos de una novela policial[1] que había leído recientemente, en
Me vinieron a la memoria recuerdos de varios empresarios PyMEs con los cuales tuve el privilegio de trabajar y de otros que pude conocer en mi vida de consultor y llegué a la conclusión que combinando un trecho del libro con estas experiencias podría extraer algunas ideas sobre las características que tienen y deberían tener los empresarios PyMEs exitosos.
Las manifestaciones del teniente Durand, que había servido durante algún tiempo con el capitán en alta mar, revelaron algunos aspectos de la personalidad, pero sobre todo las características de un buen capitán en la visión de este oficial.
Durand hace sus manifestaciones inicialmente con un enfoque neutro, pero luego decide abordar el tema con base en su lealtad al ex capitán y revela lo siguiente:
“Me imagino que querrá saber si era meticuloso, por ejemplo. Sí, en extremo. ¿Sabía leer las cartas de navegación, calcular la posición del barco e interpretar el tiempo? Sí, las tres cosas. ¿Era previsor y hacía planes con antelación? Como el que más. De vez en cuando cometía algún error. En esos casos, ¿Sabía pensar con rapidez, adaptarse y salir del paso? Siempre, aunque a veces con más éxito que otras. No se libró de sufrir algunas pérdidas.”
Me hice las siguientes preguntas y traté de responderlas:
¿Qué son las cartas de navegación para un empresario? ¿Qué significa para el empresario calcular la posición del barco? ¿En qué consiste interpretar el tiempo? .
Las cartas de navegación serían las reglas del negocio en que su empresa está inserta, las condicionantes de su actuación, el marco legal, las normas fiscales y el marco competitivo por ejemplo. Calcular la posición del barco significaría entender la posición de la empresa en relación con las fuerzas competitivas del mercado como sería la competencia actual que enfrenta y el cómo las está enfrentando y los recursos con que cuenta. Interpretar el tiempo puede ser vislumbrar lo que se avecina, la futura competencia, los nuevos ingresantes al mercado, los cambios de las reglas del mercado y las posibles amenazas y oportunidades que aparecen en el horizonte. Ser previsor y hacer planes con antelación no necesita interpretación. También debe saber enfrentar las pérdidas sin amilanarse y volver a intentar hasta lograr lo que desea.
En general he observado que los empresarios PyMEs, son buenos capitanes en las tormentas, pero cuando la falta de viento aplana las velas y el mar se torna calmo se sumen en un estado de torpor sin tomar las medidas necesarias para enfrentar las próximas tormentas que seguramente vendrán.
Posteriormente Durand manifiesta:
“¿Era buen jefe? – dijo - ¿Le importaban sus hombres? ¿Los conocía individualmente? - Se encogió ligeramente de hombros-. No, nunca dio esa impresión; ellos, en todo caso, no lo creían así. ¿Gozaba del aprecio de sus oficiales? Apenas lo conocían. Era un hombre introvertido, celoso de su intimidad. Tenía la dignidad del capitán, pero también el aislamiento de un hombre frío. No es lo mismo. – Hablaba observando el rostro de Pitt y vigilando sus reacciones -. ¿Poseía el don de comunicar a la tripulación su fe en ella y en la misión asignada al barco? – Continuó -. No. No tenía sentido del humor, campechanía y humanidad. Su extraordinario coraje y previsión se compensaban con una vulnerabilidad absoluta a las penas y desgracias propias de la gente normal.- su voz se endureció -. Cornwallis carecía de ella. La tripulación respetaba sus dotes de marino, pero no le tenía afecto.- Respiró-. Y para ser buen capitán hay que inspirarla. Es lo que alienta a los hombres a ir más allá de su deber, a trascender lo que se espera de ellos, a ser audaces, sacrificarse y conseguir lo que estaría fuera del alcance de una tripulación de menor entidad, aunque el barco fuera el mismo.”
Buenos empresarios PyMEs saben inspirar a sus colaboradores y si lo saben hacer pueden alentarlos a ser audaces, sacrificarse y conseguir lo que estaría fuera del alcance de una empresa de sus características. El aislamiento en que tratan de mantenerse de sus colaboradores no es recomendable, dejan de conocer lo que éstos piensan y sienten y no pueden transmitir sus sueños y expectativas. Este aislamiento creo que es generado por el hecho que debido a las estrecheces de recursos con que se manejan, sus colaboradores no pueden tener el nivel de formación necesaria para acompañar sus ideas y no se atreven a contratar colaboradores de mejor nivel pensando en el costo fijo elevado que representarían, sin pensar en el aumento de la productividad y competitividad que éstos podrían representar. Además, el nivel social del emprendedor suele ser superior al de sus colaboradores y éste hecho naturalmente los lleva a no considerarlos adecuados para compartir sus ideas y conocimientos.
Casi todos los emprendedores son autodidactas y llegaron a la posición en que están debido a sus propios esfuerzos en una lucha solitaria, a veces compartida solamente con su familia próxima y algún amigo íntimo. Se consideran vencedores solitarios, incomprendidos y a quiénes nadie ha ayudado, especialmente el gobierno, sin darse cuenta que justamente sus dificultades se debieron a no tratar de aliarse a otros.
En otra parte del libro, un médico que había servido a las órdenes de Cornwallis se refiere al poder del capitán y el necesario aislamiento que le impone ese poder. El médico dice: “Si nunca ha estado en alta mar es probable que ignore el poder que concentra el capitán, y el necesario aislamiento que impone ese poder. Para ser buen capitán hay que mantener cierta distancia con la tripulación, incluso el resto de los oficiales. El concepto de tripulación se basa en una jerarquía muy estricta. Si hay demasiado familiaridad los hombres pierden el respeto al capitán. Debe parecerles un poco sobrehumano, próximo a
La contradicción entre la visión de ambos hombres se explica en el sentido que el teniente Durand pretendía que el capitán fuese un líder y el médico que fuese un comandante.
Una empresa no es un navío de guerra, es un grupo humano que se reúne inicialmente en función de una relación de dependencia económica, un trabajo por el cual es remunerado y en el cual hay alguien que manda y todos obedecen, no importando sus propias ideas. Pero si permanece en esa situación el empresario no logrará un desempeño superior, los empresarios que he visto triunfar han sabido ejercer un liderazgo basado en la visión y misión compartida con sus colaboradores, y no el ejercicio del poder instilando infalibilidad y dominio absoluto de la situación.
Lo segundo no significa que deba dejar de conocer las reglas de navegación y la posición del barco o interpretar el tiempo, por el contrario debe combinar ambas condiciones para poder volver su empresa más competitiva en un mercado cambiante y difícil, con los recursos que dispone. Finalmente, creo que el empresario exitoso debe elegir sus colaboradores con base en valores compartidos. La cultura del grupo humano de una empresa debe basarse en los mismos valores y creencias, sin esta condición será muy difícil que se logre una cohesión en pos de sus objetivos.
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