jueves, 24 de diciembre de 2009

INNOVACIÓN Y ÉXITO EMPRESARIAL EN EL PARAGUAY

Las primeras conceptualizaciones de la innovación

A inicios del siglo XX (Schumpeter, 1910) se introdujo el concepto de que las innovaciones producían alteraciones en los ciclos económicos provocando el aumento del ritmo de desarrollo económico. Cinco décadas después (Kuhn, 1964) en la teoría de los cambios de paradigmas explica las revoluciones tecnológicas y su impacto en el desarrollo de la sociedad. Estos conceptos fueron aceptados por los economistas de todo el mundo como válidos para su aplicación generalizada.

Conforme el estudio de Bustelo (Bustelo, 1999), a partir de la segunda Guerra Mundial se genera el proceso “desarrollista” que genera desde los países más desarrollados una gran corriente de inversiones y préstamos tendientes a promover el desarrollo de los menos desarrollados con base en las experiencias exitosas de Europa y Japón. Este esfuerzo se destinaba en teoría en promover el desarrollo con gran énfasis en la mejora de la productividad agrícola y la industrialización, pero los resultados desde un inicio mostraron un reducido impacto, y a pesar de ello se continúa hasta inicios del siglo XXI insistiendo en la exportación de modelos de desarrollo del primer mundo.

La innovación en el Siglo XX

Ante esta situación ya a mediados del siglo XX, (Prebisch 1949) se lanza desde la CEPAL la teoría “centro periferia” en la que se explica las razones por las cuales las teorías desarrollistas del primer mundo no se aplicarían en las economías subdesarrolladas. Este fracaso sería debido a: a) la diferencia entre las estructuras productivas de los países centrales y las economías periféricas, b) la relación entre ambos sistemas debido a la división internacional del trabajo y c) a la asimetría de las relaciones entre centro y periferia. También a mediados de ese siglo, (Duverger 1954) se expresa la relatividad de la aplicación de las ciencias sociales, entre las cuales se cuenta la economía, en el contexto histórico y el dimensional lo que también explicaría el fracaso en la importación de modelos del primer mundo.

A mediados del siglo XX (MacLaurin, 1953) en un estudio sobre las condiciones para el avance del proceso tecnológico en Europa y los Estados Unidos, visualizaba que para que ocurriese el proceso de avance tecnológico se debían considerar cinco factores que son determinantes de la inversión en una economía avanzada y que pueden ser importantea para fijar las variaciones que ocurren en dichos factores que son: a) la propensión a desarrollar la ciencia pura, b) la propensión a inventar, c) la propensión a innovar, d) la propensión a financiar la innovación, y e) la propensión a aceptar la innovación. Todos estos factores pueden ser considerados como culturales y no sujetos a planes o políticas deterministas de gobiernos o agencias de desarrollo.

La cuestión del desarrollo de la industrialización en América Latina es objeto de numerosas investigaciones (Teitel y Westphal, 1990) de prácticamente todas las agencias unilaterales y multilaterales de desarrollo, buscándose principalmente las causas en la capacidad de los recursos humanos, los instrumentos de crédito y las inversiones en equipos productivos, pero no se ha analizado el papel que juega el cambio tecnológico en dicho proceso. Actualmente ya se considera que la asimilación y la utilización eficaz de la tecnología implican necesariamente en cambio tecnológico e innovación local, o sea en innovación en la gestión productiva como consecuencia de la adopción de un cambio de modelo de gestión.

Ampliando el concepto de desarrollo (Bunge, 1997) propone un esquema del sistema de producción y circulación de conocimientos, artefactos y servicios en una sociedad moderna, que incluye cuatro sectores interrelacionados e interactuantes que son la ciencia básica, la ciencia aplicada, la tecnología y la economía (industria, comercio y servicios) íntimamente vinculadas con la ideología y que tienen su fuente principal en la filosofía. En este enfoque sistémico la innovación llega a la economía desde el factor tecnología, al cual le plantea sus problemas y recibe a cambio la respuesta en forma de innovación ocasionando en consecuencia el desarrollo.

El cambio del concepto de innovación

El propio concepto de innovación sufre cambios a lo largo del siglo XX, el concepto schumpeteriano de que la innovación era de que la innovación era un uso diferente de los medios productivos en el sistema económico para producir otros bienes o los mismos con procesos diferentes, tales como introducción de un nuevo producto, o de una nueva calidad de un producto existente, la introducción de un nuevo método de producción aún no utilizado o una nueva forma de tratar comercialmente un bien comercial, la apertura de un nuevo mercado para los productos industriales, la conquista de nuevas fuentes de suministro de materias primas o de productos semielaborados y la introducción de una nueva forma de organización en la industria, que en aquel entonces se consideraba la creación o ruptura de una situación de monopolio. De esta visión derivó el concepto de que innovación era la acción de poner en práctica inventos propios de cualquier clase, nuevos procesos productivos que inciden en las estructuras de la producción y la organización (Tamanes y Gallego, 1996), ocurridos como efecto de los emprendedores innovadores que crean las condiciones para el progreso técnico.

A inicios de los años 1990, se concibe una nueva definición a la innovación considerándola como el proceso mediante el cual, se aplican nuevas ideas a la solución de problemas, tanto originales, como ya conocidos, en el ámbito empresarial, siendo que esas nuevas ideas deberían convertirse en un conjunto de actividades capaces de crear un nuevo valor para los clientes (DeGenaro, 1991).

Innovación y Competitividad

Casi a fines del siglo XX, se observó (Amidon, 1997) que la aplicación de ideas nuevas, o sea la innovación, es la ventaja competitiva fundamental. El entorno era cada vez más cambiante y aprender a abrazarlo y a montar en esta dinámica requería prácticas de gestión radicalmente diferentes, y en este aspecto es que ocurrieron las mayores innovaciones debido al empleo de los nuevos medios de computación y comunicaciones.

Tradicionalmente los estudios de la innovación enfocaban en el cómo la investigación y el desarrollo se trasladaban a productos comercialmente viables y a procesos innovadores a través de procesos de implementación y difusión. Sin embargo, en los últimos veinte años del siglo XX, ha aumentado el interés en conocer el cómo la innovación se inserta en el comportamiento estratégico en términos de aprendizaje intra e inter organizacional, y no solamente el cómo el planeamiento estratégico incluía el estímulo del aprendizaje sino que también el cómo el proceso de aprendizaje afectaba la formación de la estrategia (Gjerding, 1998).

Actualmente ya se considera que debido a la incidencia del proceso de aprendizaje de las organizaciones, la formación de estrategias es un proceso en que la estrategia más bien emerge en vez de ser planificada (Mintzberg,1994). Esta última afirmación crea un choque paradigmático ya que hasta recientemente la estrategia estaba íntimamente ligada al concepto de planificación previa a la acción de largo plazo. En este escenario la innovación emana del juego entre el entorno y el ambiente interno y para ser exitosa la innovación debe ser válida no solamente para el entorno, sino también para el ambiente interno. De esta manera la innovación debe ser vista no solamente como la producción de algo nuevo para el mercado, sino que también como algo nuevo para el interior de la empresa.

Como el objetivo de toda empresa es generar permanentemente excedentes financieros para remunerar a sus accionistas y para poder reinvertir en sí misma para poder enfrentar las amenazas y oportunidades del ambiente externo mejorando sus competencias internas, que es en resumen en lo que consistiría el éxito empresarial, resultaría imprescindible la permanente introducción de innovaciones ya que este es el factor determinante de tal éxito. Para poder lograr la permanente introducción de innovaciones las empresas, especialmente las manufactureras, deben adoptar modelos de gestión innovadores y orientados a la innovación. Esta afirmación válida para las empresas de los “países centrales”, también sería válida para las de la “periferia”, con la debida atención a la relatividad de contexto histórico y dimensional especialmente en lo cultural, sobre todo considerando la actual globalización económica en que se desarrollan las actividades económicas.

El éxito empresarial y la innovación

El éxito empresarial viene siendo medido en función de indicadores de desempeño que lo enfocan de diversos puntos de vista. Uno de los métodos más recientes enfoca la empresa como un sistema en el cual algunas variables estratégicas que son financieras, mercadológicas, de competencias internas y de aprendizaje, son convertidas en indicadores (Kaplan, 1990) que se integran en un “cuadro de mando” que acaba convergiendo finalmente en un indicador financiero de rentabilidad. En un análisis inverso se podría suponer que si el indicador financiero de rentabilidad es positivo o satisfactorio las variables estratégicas se habrían manejado correctamente. Sin embargo en su último libro (Kaplan, 2001) introduce el factor estratégico como otra competencia interna a ser considerada como componente del “cuadro de mando”.

La introducción de innovaciones en la gestión se puede medir por las inversiones realizadas en maquinas y equipos, equipos de informática, sistemas informáticos, capacitación tanto para el sector productivo de una empresa como para el sector administrativo y gerencial, con lo cual se podría construir un indicador que determinaría si hubo introducción de innovaciones y cuales fueron las más relevantes para el éxito.

Por esta razón se podría determinar el éxito empresarial midiendo la evolución del índice de rentabilidad financiero en un dado periodo de tiempo, para lo cual lo se podría utilizar un indicador no tan difícil de obtener como el “índice de palancamiento financiero” (Vargas, 1999) de una empresa en un periodo y observar su comportamiento a lo largo del mismo. Indicadores directos del éxito aparente son el aumento de la cantidad de trabajadores y el incremento del volumen de ventas complementados por el crecimiento de la productividad laboral relativa, simple división del volumen de ventas por la cantidad de trabajadores.

Situación del Paraguay

En los últimos diez años el PIB paraguayo no ha crecido a tasas satisfactorias siquiera para alcanzar la tasa de crecimiento de la población, los demás indicadores macroeconómicos también indican una recesión económica que se acentúa desde 1995 hasta el 2000. El Censo Industrial Nacional realizado en 1997-1998 con los datos de empresas manufactureras de los dos años anteriores ya indicaba una reducción del volumen de ventas de este sector de la actividad económica.

Además la actividad empresarial en general se ha resentido sensiblemente, una notable cantidad de empresas han llamado a concurso de acreedores, han quebrado o simplemente cerrado sus puertas en el periodo citado, lo que ha acarreado al país la pérdida de generación de riqueza y especialmente de puestos de trabajo.

Sin embargo se ha observado un número, impreciso pero visible, de empresas que no solamente han continuado existiendo sino que han aumentado su volumen comercial e inclusive han estado presentes en los registros de exportaciones de productos tradicionales y no tradicionales.

Diversos estudios realizados por las instituciones oficiales y asociaciones gremiales empresariales han constatado que las empresas consideradas exitosas no presentan un mismo patrón de comportamiento, algunas han incorporado innovaciones en su gestión, como la planificación estratégica, la mejora continua, pero otras no lo han hecho. También, se ha observado que no todas estas empresas exitosas han introducido innovaciones visibles, pero que varias de ellas efectivamente han innovado visiblemente.

No se conoce el grado en que estas innovaciones hayan sido introducidas como producto de estrategias deliberadas de innovación en la gestión, por lo que este aspecto resulta poco claro.

Para dar mayor complejidad a la problemática apuntada, el país se ha integrado al MERCOSUR, formalmente desde 1991 y realmente a partir de 1999, lo que ha provocado una mayor liberalización de las importaciones sin el pago de aranceles, lo que ha significado la entrada al mercado de competidores con productos y servicios innovadores, a menor precio, con gran potencial económico y manejo de las técnicas y métodos de management más avanzados, pero al mismo tiempo significó la apertura a mercados próximos de menores exigencias que los mercados de los países más desarrollados que no fue aprovechada por las empresas paraguayas.

Síntesis

La situación descrita anteriormente puede llevar a las empresas paraguayas en general y a las manufactureras en particular, a no poder enfrentar la competencia en su propio mercado, a no aprovechar las oportunidades de los nuevos mercados del MERCOSUR y en consecuencia a declinar y hasta a desaparecer, provocando el agravamiento de la crisis económica del país, debido a la falta de una visión estratégica que las lleve a incorporar la innovación de la gestión como un elemento importante para el éxito empresarial.

Agosto 2007

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